Tema 12. La novela española de 1975 a finales del siglo XX.
Tendencias, autores y
obras principales La muerte de Franco en 1975 desde el punto de vista político
es trascendental ya que supone el fin de la dictadura, el inicio de la
transición, el restablecimiento de las relaciones con nuestros vecinos de
Europa y en definitiva la normalidad democrática. Sin embargo, desde el punto
de vista de la narrativa, es más cuestionable que suponga un verdadero punto de
inflexión. Desde luego se escribe con más libertad, sin censura ni autocensura,
pero las expectativas de una explosión de talento oculto tras la opresión
franquista quedan frustradas. Un fenómeno importante son los innumerables premios
literarios, que contribuyen a animar el panorama creativo.
Si se quieren buscar algunos rasgos comunes a la rica y
heterogénea variedad de las novelas de esta época, hay que mencionar en primer
lugar un progresivo abandono del furor experimental de los 70 y una
recuperación de la narratividad, del gusto por los argumentos nítidos, los
personajes coherentes, la anécdota, la obra bien construida. También se
revaloriza la novela de género, con auténtico auge de la novela negra y la
histórica. En todo caso, se mezclan con libertad todos los subgéneros: novela
rosa, ciencia ficción, humor... sin perder de vista muchos de los hallazgos de
la novela experimental anterior, con abundante uso de la introspección y el
flujo de conciencia. La guerra civil, la posguerra o el mundo rural siguen
siendo temas frecuentados, pero la vida moderna, la ciudad o incluso la
tecnología, la música rock o las drogas se incorporan con naturalidad a los
argumentos.
Todavía en este periodo la figura de los grandes novelistas
surgidos en los años 40 sigue siendo hegemónica. Camilo José Cela, escribe obras importantes como Mazurca para dos
muertos. Gonzalo Torrente Ballester
autor prolífico y de éxito con títulos como Filomeno a mi pesar. Por su lado,
los autores de la generación del medio siglo, neorrelistas o realistas
sociales, que en los setenta siguieron la senda de la experimentación, siguen
publicando con regularidad y en algunos casos novelas de altísima calidad. Así,
por ejemplo, Jesús Fernández Santos
(Extramuros), Juan Goytisolo
(Paisaje después de la batalla) o Juan
Marsé (El embrujo de Shanghái). También los autores de la denominada
generación del 68, que nacieron literariamente en pleno auge experimental van a
decantarse por una narrativa más tradicional sin abandonar la auto exigencia
con novelas de mucha calidad. Es el caso de Manuel Vázquez Montalbán (Los mares
del Sur).
Pero se puede hablar
de un grupo nutrido de autores que empiezan a publicar sus primeros libros
importantes tras la muerte del dictador y que están ahora en plena madurez
literaria. Por importancia y por ser, según la crítica, responsable en cierta
medida de esa vuelta a la narratividad, hay que citar en primer lugar a Eduardo Mendoza. En 1975 publica La
verdad sobre el caso Savolta, una novela histórica y a la vez policiaca que
aprovecha técnicas experimentales y las pone al servicio de la intriga y la
acción. Gran respeto para la crítica ha adquirido Javier Marías con obras como Mañana en la batalla piensa en mí, de
prosa densa y parsimonia narrativa. También asiduo de la introspección y del
monólogo interior, aunque con más tendencia a la intriga policiaca es Antonio Muñoz Molina, autor de títulos
como El invierno en Lisboa. Otro autor de prestigio por la originalidad de su
mirada es Juan José Millás, con
obras como La soledad era esto. Y son muchos los autores importantes que
podemos apenas mencionar, como Julio
Llamazares, Rosa Regàs, Luis Landero o Almudena Grandes, etc.
Para terminar, hay
que hacer alusión a una generación de autores más jóvenes, sobre cuya valía la
crítica está muy lejos de ser unánime y a los que el tiempo permitirá juzgar
con más perspectiva. Cultivan en general una prosa ágil con mucho diálogo y un
lenguaje desenfadado que pretende retratar a una generación para la que el
rock, las drogas o el sexo están en el centro de sus preocupaciones. Hablamos
de autores como José Ángel Mañas
(Historias del Kronen) o Lucía
Etxebarría (Beatriz y los cuerpos celestes).
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